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Se bienvenido a Inuyasha Feudal Rol, una nueva comunidad en la que te ofrecemos todo lo que podamos darte para tener diversión 100% ! Nos encontramos dentro del mundo de Inuyasha en la época donde han pasado 3 años después de Kagome volver, Naraku vuelve a la vida y Kagome tiene el alma impura de Midoriko dentro de ella ¿Que pasara? ¿Que ocurría ahora? Dependerá de ti cambiar la historia de este nuevo mundo!
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¿Tu eres? [Privado con Namida]
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¿Tu eres? [Privado con Namida]
Parpadee varias veces, los ojos me escocían después de tenerlos varias horas seguidas sin cerrarlos. Cuando relaje el picor, mire a mi alrededor. Estaba en la plaza de una aldea que, al parecer, no habia visitado nunca. O eso, o habia cambiado mucho desde que la visite. Era la aldea típica, que podías encontrar en cualquier pedazo de tierra plana donde un humano pudiese mantenerse de pie. En el medio de la plaza, por llamar de alguna manera a aquel pedazo de tierra sin preparar rodeado por casas, se encontraba el tipico pozo techado, para que el agua de la lluvia no entrase y lo desbordase tras una tormenta. No pude evitar fijarme, como no, en que el lado derecho del pozo tenia mas musgo que el izquierdo. No demasiado, pero si lo tenia. Ya sabia donde estaba el norte pues. Era importante saber el norte, porque si me perdía seria mi única forma de encontrarme. Pero claro, tampoco me servia de nada si no veía el pozo, por lo que me era tontería saberlo. Pero no podía evitar saberlo, así que no estaba del todo mal.
Arranque mi vista del pozo y la dirigí hacia las casas que me rodeaban. Algunas, concretamente las del lado izquierdo, estaban ligeramente hundidas en mi dirección. Nada reseñable, pero ya sabia también por donde pasaba el rió subterráneo que alimentaba el pozo. Por lo demás, las casas eran, como se podia adivinar, las típicas de cualquier aldea que pudieras encontrar allí donde hubiera agua y donde un humano pudiese mantenerse de pie...¿Ya he dicho esto antes, verdad?
Algo me tiro de la ropa, sacándome de mi ensoñación y haciéndome mirar hacia mi pierna. Un niño tiraba de mis pantalones, asombrado. Normal, puesto que seguramente nunca hubiera visto alguno igual. Oi exclamaciones y murmullos a mi alrededor cuando me moví. Mucha gente me miraba desde las puertas de sus casas, algunos armados, otros escondidos, algunos mas cerca que otros. Me volvían a picar los ojos. Probablemente me habría pasado en la misma posición unas buenas horas, considerando que ya era mediodía y había llegado al amanecer, mirando y perdiéndome en mis pensamientos, lo que les habrá echo sospechar.
Esboce una sonrisa cálida y tranquila, llamándome idiota a mi mismo por dentro. El intento de no "dormirme" me había hecho caer mas dormido que antes.
Perdon por el susto - Les dije a todos, alzando las manos para mostrar que no llevaba armas - Vengo de un largo viaje, y me gustaria poder descansar. ¿Serian tan amables?
Tras el típico interrogatorio, de donde vienes, que quieres, como te llamas, etc etc etc, me dejaron quedarme solo por un día y una noche. La anciana que cuidaba la casa fue bastante amable, cuido bien de mi durante los pocos minutos que estuve tranquilo en esa casa. Y digo pocos minutos, porque pronto el chiquillo que antes me habia tirado del pantalón lo estropeo todo.
No...no...¡NO TIENE SOMBRA! - Le oí gritar desde el otro lado de la habitación.
Por supuesto, todos miraron al niño, que asustado, me señalaba a mi con un dedo temblequeante. Algunos rieron, otros me miraron. Otros mas listos que algunos. Y vieron que era cierto. Aunque la puerta estaba abierta y la luz del sol que entraba por ella me iluminaba de pleno, parecía pasar a través de mi sin que yo existiera, sin dejar ninguna sombra en el suelo que delatara mi presencia.
Gritos de "Demonio" "Monstruo" "Comecarne" y demas palabras que no auguraban buenas intenciones para mi se oyeron desde la casa donde me encontraba, hasta trocarse en preguntas que venían de las bocas del resto de habitantes que aun no habían visto la prueba física. Suspirando, pues realmente estaba pasando un buen rato con la anciana, me levante y de un salto salí fuera de la casa, para después salir corriendo a velocidad muy superior a la de cualquier humano, fuera de la aldea. Les tranquilizaría verme huir, por llamarlo de algún modo, pues no me aleje mas que de una colina cercana a la aldea, desde donde podía verla en su totalidad.
Pues...a mi ahora no me apetece seguir andando - Suspire, aburrido, mirando la aldea desde la cima de la pequeña colina.
Dando la vuelta a la aldea, dispuesto a pasar el resto del dia y la noche en aquella colina, cree un arco con mi inexistente sombra, y comencé a disparar flechas, creadas de la misma forma, al bosque contrario a la aldea, con el unico fin de pasar el tiempo, hasta que algo mas interesante que la rutina típica perturbase mi tranquilidad.
Arranque mi vista del pozo y la dirigí hacia las casas que me rodeaban. Algunas, concretamente las del lado izquierdo, estaban ligeramente hundidas en mi dirección. Nada reseñable, pero ya sabia también por donde pasaba el rió subterráneo que alimentaba el pozo. Por lo demás, las casas eran, como se podia adivinar, las típicas de cualquier aldea que pudieras encontrar allí donde hubiera agua y donde un humano pudiese mantenerse de pie...¿Ya he dicho esto antes, verdad?
Algo me tiro de la ropa, sacándome de mi ensoñación y haciéndome mirar hacia mi pierna. Un niño tiraba de mis pantalones, asombrado. Normal, puesto que seguramente nunca hubiera visto alguno igual. Oi exclamaciones y murmullos a mi alrededor cuando me moví. Mucha gente me miraba desde las puertas de sus casas, algunos armados, otros escondidos, algunos mas cerca que otros. Me volvían a picar los ojos. Probablemente me habría pasado en la misma posición unas buenas horas, considerando que ya era mediodía y había llegado al amanecer, mirando y perdiéndome en mis pensamientos, lo que les habrá echo sospechar.
Esboce una sonrisa cálida y tranquila, llamándome idiota a mi mismo por dentro. El intento de no "dormirme" me había hecho caer mas dormido que antes.
Perdon por el susto - Les dije a todos, alzando las manos para mostrar que no llevaba armas - Vengo de un largo viaje, y me gustaria poder descansar. ¿Serian tan amables?
Tras el típico interrogatorio, de donde vienes, que quieres, como te llamas, etc etc etc, me dejaron quedarme solo por un día y una noche. La anciana que cuidaba la casa fue bastante amable, cuido bien de mi durante los pocos minutos que estuve tranquilo en esa casa. Y digo pocos minutos, porque pronto el chiquillo que antes me habia tirado del pantalón lo estropeo todo.
No...no...¡NO TIENE SOMBRA! - Le oí gritar desde el otro lado de la habitación.
Por supuesto, todos miraron al niño, que asustado, me señalaba a mi con un dedo temblequeante. Algunos rieron, otros me miraron. Otros mas listos que algunos. Y vieron que era cierto. Aunque la puerta estaba abierta y la luz del sol que entraba por ella me iluminaba de pleno, parecía pasar a través de mi sin que yo existiera, sin dejar ninguna sombra en el suelo que delatara mi presencia.
Gritos de "Demonio" "Monstruo" "Comecarne" y demas palabras que no auguraban buenas intenciones para mi se oyeron desde la casa donde me encontraba, hasta trocarse en preguntas que venían de las bocas del resto de habitantes que aun no habían visto la prueba física. Suspirando, pues realmente estaba pasando un buen rato con la anciana, me levante y de un salto salí fuera de la casa, para después salir corriendo a velocidad muy superior a la de cualquier humano, fuera de la aldea. Les tranquilizaría verme huir, por llamarlo de algún modo, pues no me aleje mas que de una colina cercana a la aldea, desde donde podía verla en su totalidad.
Pues...a mi ahora no me apetece seguir andando - Suspire, aburrido, mirando la aldea desde la cima de la pequeña colina.
Dando la vuelta a la aldea, dispuesto a pasar el resto del dia y la noche en aquella colina, cree un arco con mi inexistente sombra, y comencé a disparar flechas, creadas de la misma forma, al bosque contrario a la aldea, con el unico fin de pasar el tiempo, hasta que algo mas interesante que la rutina típica perturbase mi tranquilidad.
Invitado- Invitado
Re: ¿Tu eres? [Privado con Namida]
Acababa de llegar a una pequeña aldea gracias a los desarrollados sentidos de Tsu-Tsu. Sonrío hacia el pequeño demonio que había encontrado en abandonado. Los gritos se habían escuchado en la lejanía y me había atraído a él. Paso mi mano por su cabecita haciéndole mimos mientras me adentro en la aldea. El pequeño demonio sale volando como le he indicado para que las gentes del pueblo no se asusten. Cuando yo lo llamé él será atraído por mi voz e irá donde yo estoy.
Me adentro en la aldea, dándome cuenta de que hay un pequeño revuelo en la plaza. Me acerco un poco para saciar mi curiosidad y me pongo de puntillas para ver qué pasa en las primeras filas. Todo lo que logro ver es a un niño haciendo aspavientos con sus manos, indicando la altura de algo.
Cuando los pueblerinos se dieron cuenta de mi presencia comenzaron a preguntarme, y una mujer me informó que no era un buen momento para que los forasteros se quedaran ahí. Ladeo un poco la cabeza intentando entender el por qué de sus palabras. Les explico que no recuerdo de donde llegué, ni quién soy, solo tengo mi nombre: Namida.
Muchos niegan con la cabeza indicándome que no pueden darme alojamiento. La mujer que antes me ha hablado me hace acompañarla.
—No podemos alojarte, pero puedo darte algo de comida para que no te quedes sin ella mientras buscas otro lugar —comenta. Parece que algo extraño ha pasado hace poco ya que la gente está nerviosa. Tomo lo que me ofrece y salgo. En la entrada del pueblo llamo a Tsu-Tsu, esperando que llegue. El tiempo pasa y el demonio no aparece, algo extraño ocurre.
Me adentro en la aldea, dándome cuenta de que hay un pequeño revuelo en la plaza. Me acerco un poco para saciar mi curiosidad y me pongo de puntillas para ver qué pasa en las primeras filas. Todo lo que logro ver es a un niño haciendo aspavientos con sus manos, indicando la altura de algo.
Cuando los pueblerinos se dieron cuenta de mi presencia comenzaron a preguntarme, y una mujer me informó que no era un buen momento para que los forasteros se quedaran ahí. Ladeo un poco la cabeza intentando entender el por qué de sus palabras. Les explico que no recuerdo de donde llegué, ni quién soy, solo tengo mi nombre: Namida.
Muchos niegan con la cabeza indicándome que no pueden darme alojamiento. La mujer que antes me ha hablado me hace acompañarla.
—No podemos alojarte, pero puedo darte algo de comida para que no te quedes sin ella mientras buscas otro lugar —comenta. Parece que algo extraño ha pasado hace poco ya que la gente está nerviosa. Tomo lo que me ofrece y salgo. En la entrada del pueblo llamo a Tsu-Tsu, esperando que llegue. El tiempo pasa y el demonio no aparece, algo extraño ocurre.
Invitado- Invitado
Re: ¿Tu eres? [Privado con Namida]
Flecha numero cincuenta y siete. Sesenta y dos por ciento de las flechas han dado en el blanco. La trayectoria se ha visto alterada varias veces sin cambiar el angulo de tiro, lo que indica vientos tan suaves que ni los noto. Y todo esto mientras tatareaba una canción. Y, por supuesto, esto no me interesaba para nada. Pero obviamente era imposible pararlo. Bueno, al menos me serviría para mejorar.
Vi algo negro en el cielo. Por su tamaño, no era muy grande. O era gigantesco y estaba muy lejos, sugirió la parte de mi cerebro que, al parecer, pensaba diferente al resto. Fuera como fuese, seria buena practica. De hecho, tenia un treinta por ciento de acertarle.
"Te odio" - Pensé para mi mismo, sonriente, disparando la flecha, la cual fallo.
El bicho negro se giro, dándome a conocer su cara. Ergo lo que había visto era su espalda. La cuestión, como cara tenia no mas que dos ojos saltones, con una boca amplia, en posición sonriente, que daba, ciertamente, la impresión de que en cualquier momento iba a pegarme un bocao mientras cantaba una sardana. Únicamente dos dientes, al menos solo dos que viese. Obviamente, era un demonio, no había murciélagos así de gordacos.
El bicho, tras mirarme, se largo a una velocidad bastante increíble para su tamaño en dirección a la aldea, no sin antes echarme un ultimo vistazo, tal vez curioso, tal vez preocupado.
Um... - Murmure, mirando en su dirección, creando una nueva flecha en aquel arco que parecía estar hecho de llamas delgadas y negras, y volviendo a disparar varias veces.
Setenta y tres por ciento. - Susurre, ampliando mi sonrisa
Vi algo negro en el cielo. Por su tamaño, no era muy grande. O era gigantesco y estaba muy lejos, sugirió la parte de mi cerebro que, al parecer, pensaba diferente al resto. Fuera como fuese, seria buena practica. De hecho, tenia un treinta por ciento de acertarle.
"Te odio" - Pensé para mi mismo, sonriente, disparando la flecha, la cual fallo.
El bicho negro se giro, dándome a conocer su cara. Ergo lo que había visto era su espalda. La cuestión, como cara tenia no mas que dos ojos saltones, con una boca amplia, en posición sonriente, que daba, ciertamente, la impresión de que en cualquier momento iba a pegarme un bocao mientras cantaba una sardana. Únicamente dos dientes, al menos solo dos que viese. Obviamente, era un demonio, no había murciélagos así de gordacos.
El bicho, tras mirarme, se largo a una velocidad bastante increíble para su tamaño en dirección a la aldea, no sin antes echarme un ultimo vistazo, tal vez curioso, tal vez preocupado.
Um... - Murmure, mirando en su dirección, creando una nueva flecha en aquel arco que parecía estar hecho de llamas delgadas y negras, y volviendo a disparar varias veces.
Setenta y tres por ciento. - Susurre, ampliando mi sonrisa
Invitado- Invitado
Re: ¿Tu eres? [Privado con Namida]
Pasa el tiempo y continúo esperando que el pequeño demonio aparezca. Suspiro cuando al fin lo veo aparecer en la lejanía... parece un poco nervioso. Sonrío cuando lo recibo entre mis brazos, el pequeño demonio repite las mismas palabras que siempre dice “Tsu-Tsu”. Agita sus alitas para que lo suelte y alza el vuelo. Veo como se da la vuelta, está buscando que lo siga.
Doy un par de pasos hacia delante y veo como él comienza a volar más lejos, luego se da la vuelta para ver si le sigo sonrío al ver que continúa el vuelo.
—¿Dónde me llevas, pequeño? —susurro para mí. De pronto un pequeño dolor se apodera de mi cabeza cuando una imagen de un hombre de largos cabellos blancos aparece. Me agarro la cabeza con ambas manos, esperando que pase raudo el dolor. Suspiro al ver que ya no duele. Es la segunda vez que me pasa algo extraño aquí. Antes con los recuerdos de... Kaori, creo.
El pequeño demonio continúa volando cuando yo estoy completamente recompuesta. Lo sigo con cuidado, ya que parece más nervioso ahora. Al llegar arriba me doy cuenta de que está dándole vueltas a la... a la figura de alguien. Frunzo el ceño, asustada de haber interrumpido algo.
—Pe... perdone —susurro, esperando que me escuche. Cuando digo estas palabras el pequeño demonio se posa suavemente en el suelo y suelta su acostumbrada palabra “Tsu-Tsu”.
Doy un par de pasos hacia delante y veo como él comienza a volar más lejos, luego se da la vuelta para ver si le sigo sonrío al ver que continúa el vuelo.
—¿Dónde me llevas, pequeño? —susurro para mí. De pronto un pequeño dolor se apodera de mi cabeza cuando una imagen de un hombre de largos cabellos blancos aparece. Me agarro la cabeza con ambas manos, esperando que pase raudo el dolor. Suspiro al ver que ya no duele. Es la segunda vez que me pasa algo extraño aquí. Antes con los recuerdos de... Kaori, creo.
El pequeño demonio continúa volando cuando yo estoy completamente recompuesta. Lo sigo con cuidado, ya que parece más nervioso ahora. Al llegar arriba me doy cuenta de que está dándole vueltas a la... a la figura de alguien. Frunzo el ceño, asustada de haber interrumpido algo.
—Pe... perdone —susurro, esperando que me escuche. Cuando digo estas palabras el pequeño demonio se posa suavemente en el suelo y suelta su acostumbrada palabra “Tsu-Tsu”.
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