Encuentros inesperados (Kyo y Lala)

por Invitado Jue Feb 27, 2014 12:56 pm

Tras llegar a la época sengoku deambule sin rumbo durante días, estaba agotado pero sabia que parte de mi tormento había desaparecido y que en este lugar podría dejar los tormentos del pasado atrás y empezar una nueva vida

Mis pasos me habían llevado hacia un extenso prado de flores, algo bonito y raro debido a la cantidad de guerras y prados llenos de cadáveres que abundaban en esta época, decidí sentarme y relajarme puesto que en mi época el olor de las flores no tenia la intensidad de aquel prado y la suave brisa que acariciaba las flores invitaba a descansar y echar una pequeña siesta.

Me tumbé en la hierba y decidí cortar una pequeña flor de color blanco la cual me puse encima de la nariz y poco a poco mis ojos fueron cerrándose frente a ese idílico lugar

por Invitado Vie Feb 28, 2014 12:45 pm

En busca de aventuras, en las llanuras de un bosque, más bien un claro, los dos jóvenes amigos buscaban alguna forma de divertirse por lo que el ingenio de ella creó con ramas y cuerdas lo que llamaba una “catapulta” que servía para lanzar cosas grandes y pesadas muy lejos. Su compañero, un demonio tejón, negaba con la cabeza, pensando en que todo eso iba a salir mal y acabarían con algún que otro moratón como siempre. Sin embargo, la alegre y optimista Lala no creía que todo siempre tuviera que salir mal, algún día tendría que tener suerte por lo que no se rendiría.

- ¡Ya he acabado! –sonriente, muestra el invento terminado.

- No sé por qué pero… No acabo de fiarme –se acercó desconfiado y lentamente el tejón, llamado Teemo.

- No seas cobarde –se sube a la plataforma. Al ver que su amigo no tiene la idea de imitarla, lo coge gracias a su pequeño tamaño y lo sube a sus piernas.- ¡¿Preparados?! ¿Listos?

- ¡No! ¡Lala espera! –asustado.

Pero no le dio tiempo a advertir nada pues la chica cortó la cuerda que los mantenía en tierra y, aquella plataforma, se elevó de forma circular con tanta fuerza que los lanzó por los aires como si fueran dos aviones planeando por el cielo. Ella gritó de alegría, entusiasta, mirando el suelo y lo rápido que iban; mientras él se maldecía por siempre dejarse coger por ella para probar sus raros inventos.

Todo lo que sube, acaba bajando. Y eso les ocurrió a ellos. Descendieron rápidamente por lo que Lala interceptó una pradera en la que caerían sin chocarse con nada. Había un obstáculo, parecía una persona.

- ¡¡CUIDADO!! –gritó Lala pero fue tarde y cayó encima de esa persona sin poder evitar aplastarlo con su peso.

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