Alianza [Naraku]

por Invitado Mar Ene 28, 2014 11:31 pm

Tras el encontronazo con una extraña chica bastante violenta, me dirigí a mi verdadero camino: encontrar a ese demonio llamado “Naraku”. Al llegar a ciertas aldeas, me habían comentado que un demonio estaba reuniendo los pedazos de la perla de Shikon desde que una sacerdotisa, la reencarnación de Kikyo la llaman, la rompió en miles de pedacitos que se repartieron por la región.

En aquél viaje pasé por una aldea que me era familiar, de hecho yo había estado viviendo allí de pequeña. Me acerqué al palacio junto a Salomé, la cual me seguía a todas partes, y alcé la cabeza hacia el tejado. Se había quemado y ya nadie habitaba allí. La brisa esparcía el olor a quemado que aún quedaba allí, olor a suciedad y ardor; era algo desagradable pues yo sufrí ese olor, ese humo, en mis carnes, cuando el templo de sacerdotisas ardió por las llamas. Solo supe que salí de allí con vida, fue el destino quien quiso que sobreviviera. Alcé la mano, con cuidado, sobre una de las columnas que aún, por suerte se sujetaban.

*Flash Back*

“Tengo miedo”

“Todo va a salir bien. Lo prometo. Prometo que vas a estar bien”

“Debes creer en mi”

*Fin Flash Back*

No me quitaba de la cabeza aquellas palabras. Aquél hombre que, a pesar de que sus compañeros no quisieron entrar y lo abandonaron a su suerte entre las llamas agresivas del incendio, se quedó a sacarme de allí. Bajé la mirada, ese hombre ya no estaría vivo, lo consumió el fuego; y si no, habría muerto de vejez o enfermedad. Mi único objetivo se aproximaba al poder solamente.

Llegué a un bosque encona de una montaña, que a pesar de estar verde me daba una espinosa sensación, como si algo estuviera escondido allí. Alargué la mano y descubrí una barrera de camuflaje, que escondía un paisaje dentro de otro; miré a Salomé convencida y pasé. Allí había un palacio, oscuro y tenebroso; la tierra estaba muerta y no había ningún árbol que diera sombra, de hecho ni la luz del Sol pasaba de la espesura de las nubes que cubrían el cielo. Observé cada detalle mientras avanzaba cada paso, como si antes de ir hacia delante, tuviera que saber un poco más de ese sitio.

-Qué tétrico –murmuré.

por Invitado Sáb Feb 08, 2014 4:32 pm

El bosque era un lugar perfecto para ocultarse y es por eso que Naraku había hecho un campo de fuerza en la mitad de un largo bosque; muy pocos podrían pasar o ver que ahí había un campo de fuerza pero... Naraku había sentido una presencia ante su campo fuerza, era la energía de una sacerdotisa pero a la vez le resultaba algo familiar por lo que dejo que está pasará a su territorio pues sentía cierta curiosidad de esa energía.

En cuanto esa sacerdotisa pasará podría notar que el bosque vivo había desaparecido por un bosque muerto, sin vida y oscuro; pues ahora todo lo que ella podía apreciar era oscuridad y más oscuridad; ni la luz del sol se veía por este bosque. El bosque en parte estaba así por la esencia de oscuridad de Naraku; cual era muy grande... por eso casi todo el mundo le temía y el tenía por lo menos una parte de la Shikon...

Naraku se coloco su traje de piel de mono, ocultando toda su identidad bajo esa piel y salió de su "palacio" para recibir a su invitada. En un momento se encontraba a unos metros de la joven, entre la oscuridad de unos árboles y solo viéndose sus ojos rojos a través de la mascara de su traje.

__ Bienvenida Sacerdotisa.. no solemos tener muchos visitantes por aquí... ¿Cual es el motivo de tu visita? - Le dijo con voz siniestra y oculto entre los árboles pero se dejo salir un poco para que ella le viera, al momento de verla mejor se le hizo conocida de algún lugar...

por Invitado Lun Feb 10, 2014 9:31 pm

Quise enviar a Salomé a hacer un reconocimiento pero escuché un ruido cercano así que me quedé observando ese punto. Era una de las tantas entradas del palacio que formaba una figura que salía de esta. Grande y misteriosa. Una figura de un mono enorme; por ello no me asusté pues sería un demonio insignificante. Me dio la bienvenida, cosa que yo no habría hecho en su caso, y me preguntó qué hacía aquí; sonreí y me crucé de brazos, acomodándome y relajando los hombros ya que creía que vería a ese famoso demonio que llamaban tan poderoso y temible. Él no lo era, al menos con esas pintas.

- Mi visita, aunque desafortunada, era en busca de alguien poderoso y noble pero parece que me equivoqué de sitio… -desviando la mirada.- Aquí solo apesta a hanyou… -murmuré.

Las nubes se amontonaban encima del palacio y nosotros, así que tendría que tener cuidado ya que, aunque tenía los poderes demoníacos de Salomé, la cual estaba nerviosa, la oscuridad me afectaba por tener poderes puros. Tal vez me estaba confiando demasiado. Cerré los ojos, no lo creía posible por lo que suspiré con sarcasmo y lo miré.

- Invoco al demonio llamado por todos “el terrible Naraku”. Un gran demonio al que no creo que llegues ni a la suela de… -me percaté de algo y paré en seco. Un poder enorme emanaba del castillo. Sentía algo conocido pero diferente, una oscuridad que apestaba; era tan fuerte que me eché un paso atrás y miré seria, de nuevo, al hombre.- Posees… Parte de la Shikon… -le dije sorprendida.

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