Volviendo a mi tierra [Saeko Kurokami]

Si por cada vez que hubiera despertado en un lugar extraño me dieran un dolar...pues bueno, no sería rico, pero estaba seguro de tener dinero como para comprarme un videojuego para la x-box. En fin, este era el panorama: parecía estar en plena india o algún lugar similar luego de una inundación brutal (aunque los tentáculos por todas partes me hacían creer que había caído en Japón). Antes había sido lanzado a Tierras paralelas, pero eso no hacía menos aterrador que estuviera nadando junto a cuerpo putrefactos que despedían un olor tan insoportable que hizo falta que alzara vuelvo para calmar mis malditos sentidos. - D-demonios...¿Pero que clase de locura es esta?- murmuré, apretandome la nariz con mi diestra para tratar de superar el olor a muerte y carne podrida que me rodeaba. Cualquier persona normal hubiera vomitado o como mínimo resultado con algún trauma ante tal escena (es más, hasta la mayoría de los superhéroes incluso sentirian nauseas). Pero, para bien o para mal, yo era una viltrumita, y crecer rodeado de sangres y vísceras era algo a lo que me había acostumbrado con el tiempo pese a haber sido criado en la Tierra.

Traté de llamar lo menos posible la atención, sabía bien cuan distópicos y mortales podían ser los mundos paralelos y el tremendo error que podía cometer uno al actuar de manera descontrolada. Sobrevolaba aquellas fétidas aguas con el máximo sigilo posible, notando que ninguna clase ser extraño salía de las casas que aun estaban en pie pese a ese apocalipsis. Para estas alturas, normalmente ya me encontraba luchando contra una especie de animal gigante, algún lunático superpoderoso o incluso una que otra versión malvada de mi misma. Pero nada, lo único que había descubierto con mi vuelo era que, si bien había sobrevivientes en medio de este genocidio, estos estaban en un estado cercano a la locura por alguna extraña razon. - ¿Que clase de locura ocurrió aquí?- me dije, arqueando una ceja mientras observaba uno de aquellos raros tentáculos en la pared de un edificio cercano. Si bien este no se movió ni nada parecido, algo evito que con mi diestra lo tocara, como un sentido de auto-preservación que me decía que, si llegaba a hacer eso, se iba a desatar un verdadero infierno.

Estar en aquel lugar lleno de tripas y cadáveres,me recordaba mucho a mi batalla contra Ansgtrom Levy,aquel loco maníaco que era capaz de enviarte a la dimensión que el quisiera,haciéndome combatir contra varios enemigos desconocidos y contra seres que yo jamás habría imaginado,que solo existían en la fantasía,pero que en realidad en otras dimensiones y está dimensión me imaginaba que no sería mas que otra situación extraña y nueva para mi.Me eleve por los aires observando la situación,mientras estaba sumida en mis pensamientos acaso me preguntaba si había alguien que hubiera podido producir esta masacre.

Desde arriba gracias a mis sentidos mas desarrollados que los humanos fruto de mi herencia Viltrumita,pude ver una especie de hoguera y a una persona que parecía una mujer,bajé hasta al lugar a alta velocidad con mi traje de color amarillo de Invencible,mi alter ego superheroico,observé a la mujer bajando del cielo.No sabía quien era y la verdad no iba a provocar peleas absurdas,-Buenas me gustaría saber donde me encuentro,no soy de aquí y la verdad me gustaría saber en que lugar me encuentro-.

La criatura decidió caer en mi trampa, era una verdadera curiosa para saber qué hacían los demonios o personas por allí cerca, por ello los atraía con lo que fuera para enterarme de todo. Gracias a eso conocía la historia de Inuyasha, además de que yo misma pude tocarlo y sentirlo en el árbol sagrado cuando Kikyo, la gran sacerdotisa que custodiaba la Shikon, lo selló durante cincuenta años. Tras eso, la reencarnación de ella misma lo salvó, y de hecho siguen por allí; quería conocerlo, saber cómo és, qué le impulsa a ser tan famosos entre la región. No creo que solo por ser hijo de Inu No Taisho lo sea.

La criatura no era más que una mujer, una chica joven con ropas rasgadas y algo extraña, desprendía una energía humana pero con un toque demoníaco o extraño; me sentí identificada, yo era humana, de hecho sacerdotisa, pero con sangre de youkai corriendo por mis venas. La miré determinadamente, estaba perdida y me preguntaba la ubicación; sonreí y cerré los ojos.

- Estás en un antiguo lago, antes era puro y hermoso pero desde hace unos años parece que se ha desatado el caos, con demonios y niebla brumosa y casi venenosa para cualquier humano con problemas respiratorios –miré el lago y luego a ella.- En la región del oeste –especifiqué.

Vaya así que ahora la suerte me sonreía,había encontrado a una mujer dispuesta a ayudarme bueno al menos me dijo donde me encontraba y por su acento hablaba japonés,vale entendía estaba en Japón seguramente en una época mas antigua de los samuraís pero el hablar de demonios,la verdad me extraño,había estado en distintas dimensiones por culpa de Ansgtrom Levy,en fin,había visto tantas cosas que no eran normales que ya estaba acostumbrada.

Aunque la verdad encontrarse perdida en otra dimensión,no era tan malo al menos podría echar un cable a la mujer por si necesitaba algo.-Mi nombre es Invencible,gracias por lo de la ayuda,podría saber donde encontrar ayuda para matar a estos demonios,no soy dígamos una sacerdotisa pero me defiendo bien-.Contesté dando el nombre de mi alias heroico,para no desvelar mi identidad,la verdad con el tema de los demonios me distraería bastante.

Parecía humana pero algo me decía que no lo era, a pesar de ser sacerdotisa y detectar las auras del resto de seres vivos, me daba que esa mujer escondía algo y no era precisamente algo pequeño. Busqué mentalmente por los recovecos de la mujer, sus vestimentas me llamaban la atención por lo que no sería de aquí, eso me llevaba a pensar que podía ser algo ingenua con la cultura o la forma de actuar de estos lares. Cuando preguntó qué tipo de ayuda podría acompañarla para matar a “esos demonios” entonces lo comprendí, no sabía nada acerca de la energía que corría por el aire del país nipón.

- ¿Invencible? –me reí un momento, era un nombre demasiado atrevido para pasear por aquí, sobre todo sabiendo que muchos daiyoukais la matarían sin problemas solo por disgusto de su nombre.- Cada uno se ayuda a sí mismo aquí, pero puedes ir hacia alguna aldea cercana, allí te ayudarán a encontrar mercenarios o algún samurái; aunque no creo que los consigas gratis. Tendrás que pagarles o darles a cambio algún favor, seguramente –le avisé. La ayuda no era tan fácil de conseguir.

La verdad ante las palabras de aquella mujer de que se reía por tener mi alias superheroico,provoco un enfado en mi propio de los Viltrumitas me molestaba que esta mujer se riera de mi sin conocerme.La verdad,yo era una persona tolerante,pero me molestaba con facilidad con respecto a mis superpoderes,aunque también entendía que esta mujer no me conocía que estaba en otra dimensión o en otra época,muchas veces se me olvidaba esa parte así que el enfado duro mas bien poco,yo tenía pensado ayudar a esta mujer,aunque no me cayo muy bien su actitud de prepotencia y risa sobre mi,decidí ignorarla mientras me acercaba a ella a paso lento y con un rostro bastante enfadado,a pesar de que mi cara se encontraba,tapada por mi traje.


-Escúchame,te perdono lo que has dicho,por que se que no me conoces,vengo de otra dimensión o de otra época en el futuro,no se como he acabado aquí,pero quiero que sepas que en el futuro habrán mayores peligros que los demonios mas poderosos y la verdad no quiero problemas,se que parece de locos pero es así y una mente antigua como la tuya haber si entiende esto que se te dice,no es que quería problemas,pero nadie me subestima lo entiendes-.
Dijo furiosa,metiéndose con la mujer nativa de esa época en Japón,aunque ella no se sentía mal por los comentarios que había hecho tenía carácter y la verdad con el estrés que tenía necesitaba golpear a algo.

Cada vez tenía más claro que esa chica no sabía dónde se encontraba. El infierno en persona lo definiría yo, un lugar del que no puedes escapar de las garras de un demonio que se encapriche de ti con un mínimo de fuerza demoníaca. Siendo humana, por muchos poderes que poseas, siempre serás una presa para ellos; lo aprendí con los años, pues por desgracia o bendición ahora duraría lo mismo que un hanyou, ya no tenía la habilidad de envejecer a mi antojo con los años.

Me volví a reír por dentro, ya que le molestaba, no iba a parar de hacerlo solo porque a ella le incomodara; era un show escucharla hablar. El futuro era menos peligroso, para ello estaba la prueba viviente de la reencarnación de Kikyo que lo admite y muestra. La miré como si observara a una niña pequeña diciendo que el mundo será de color de rosa cuando ella crezca, totalmente confiada e incrédula.

- Solo me haces gracia. Con tus aires de prepotencia no conseguirás ni sobrevivir un mes a no ser que te escondas tras otras personas. El futuro… Parece que no sabes nada del futuro de este mundo; no niego que en tu dimensión haya peligros, pero aquí hay los que hay… Y no podrás combatir tú sola contra el mundo como pretendes –comenté ante su molestia por reírme de ella. Seguiría haciéndome gracia si no era algo más humilde con su raza humana.- Aquí la humildad, aunque no lo creas, sobrevive… Pero el ego pierde –sonriendo.- ¿Qué piensas hacer en esta “dimensión” tu sola?

La verdad,estaba comenzando a entender las palabras de la mujer que era una manera de decir,no seas orgullosa y ve con cuidado con los peligros a los que te enfrentas,que lo dijera como burla o no me tenía sin cuidado tan solo veía el significado de las palabras no la forma.Rápidamente mostré un rostro mas serio,más reflexivo algo contrario a mi confíanza juvenil,la verdad tenía que haber demostrado que había madurado durante estos años que había estado combatiendo contra mis enemigos fueran de donde fueran.

Me acerqué paso a paso,no molestándome ante las palabras de la joven mujer,sino mirándola con rostro de tienes razón por una vez y lo aceptó.-Es cierto,que el orgullo en exceso es la muerte y me viene que me lo hayas recordado,yo he estado en otras dimensiones y me he enfrentado a enemigos con los cuales he perdido,algunas batallas las gané otras mi objetivo era sobrevivir y la verdad,pese a no conocerte tienes razón en tus palabras,pero soy Invencible confío en mis habilidades sino no hubiera podido salvar miles de vidas,ahora voy a colaborar contigo te puedo ayudar,la verdad pero primero tu que eres la experta me gustaría preguntarte cuales son las habilidades de ciertos demonios y todo su conocimiento sobre ellos-.

Mi rostro cambió a curiosidad, esa mujer había demostrado madurez en su forma de actuar a pesar de que seguía sin fiarme ni un pelo de ella. Se le notaba segura, pero eso podría llevar a muchas puñaladas por la espalda; no niego que estar confiada es lo mejor para saber cómo moverte, pero en un mundo lleno de peligros la desconfianza en ti mismo también ayuda a evitar heridas innecesarias. Yo era segura de mi misma, incluso orgullosa, pero sabía cuándo no podía fiarme de mi propio poder o incluso de la fuerza que tengan los demás en ayudarme o protegerme. Por eso siempre actuaba sola, así me sentía más tranquila.

- No –me negué a su ayuda. Yo no necesitaba ayuda de nadie pues era una mujer autosuficiente.- No necesito tu ayuda, vivo sola y viaje sin compañía; solo con mi mascota a la cual respeto y le soy leal –avisé de mis intenciones primarias. Antes que nada me protegería a mí, y llevar conmigo a alguien sería anteponer aquello que podría llamarse “mi primera regla en la vida”.- Puedo avisarte de que los demonios más poderosos son los que poseen forma humana… De ellos nunca debes fiarte, y nunca debes enfrentarte… Son demasiado fuertes. Suelen ser reyes o príncipes de reinos; y si son de una clase más baja, manos derechas de estos. Por ello no te aconsejo que te acerques ni provoques a los daiyoukais… O acabarás muerta…

Vi que la fogata había calentado lo suficiente la comida que cazó Salomé y cogí un trozo para dárselo primero a la serpiente, el siguiente fue a parar a mi boca. A pesar de no llevar cubiertos, comía con cierta delicadeza y nobleza en sus manos.